Los niños con trastorno del desarrollo de la coordinación experimentan interferencias significativas en sus vidas diarias debido a sus dificultades de coordinación motora. Es de destacar que el autocuidado independiente presenta un desafío en el sentido de que les resulta difícil vestirse, atarse los cordones de los zapatos e ir al baño. El niño puede parecer que no está interesado, en particular en las actividades físicas al tratar de evitar participar en tareas motoras.(Mindyra Health Corporation, 2021)
También pueden evitar socializar con sus compañeros, especialmente durante el recreo. La evitación a largo plazo de las tareas físicas puede conducir a una mala condición física y aumentar el riesgo de la obesidad. Los niños pueden experimentar dificultades emocionales secundarias, como una baja tolerancia a la frustración, una disminución de la autoestima y una falta de motivación. Estos niños pueden resistirse a los cambios y pueden parecer insatisfechos con su rendimiento, probablemente debido a la gran cantidad de esfuerzo requerido para planificar y ejecutar una tarea.(Mindyra Health Corporation, 2021)
Se plantea la hipótesis de que los niños con trastorno del desarrollo de la coordinación pueden tener disfunción cerebelosa debido a su dificultad para automatizar las habilidades motoras. El trastorno del desarrollo de la coordinación es más común si ha habido una exposición prenatal al alcohol y con niños prematuros o con bajo peso al nacer. Este trastorno se produce conjuntamente con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), problemas de aprendizaje específicos y el trastorno del espectro autista.(Mindyra Health Corporation, 2021)
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